EN EL CAMERINO

Aqui estamos.
En el camerino; ante el espejo.
Mudo, iluminado en su contorno.
Esperando que nos acerquemos a él para devolvernos nuestra imágen.
Esa imágen de alguien que lo mira casi sin comprender que está pasando en ese momento.
Y ahí, ante el espejo, como el escritor ante el papel inmaculadamente blanco, nos ponemos a pensar en lo que se viene.




Él une mentalmente sus ideas, acomoda sus pensamientos, coge el lápiz y traza las primeras palabras. Nosotros miramos fijamente nuestra imagen.
Es el reflejo de un alma que tiembla ante lo que va a suceder en los próximos noventa o cien minutos.
Hay algo de ritual en ese accionar ante el espejo, y ese ritual implica una transformación




Dejamos de ser "nosotros" para ser
"ellos"
Ellos, quienes vivirán su vida propia.
Ellos, quienes nos usarán para resolver sus conflictos.
Ellos, los personajes que se adueñarán de nuestra alma.
Ellos, los que tienen muchas cosas que decir y nosotros permaneceremos sin poder decir palabra alguna, mudos.
Como presos dentro de un cuerpo que aún siendo nuestro no nos pertenece.





Ahora, sólo quedan los ultimos arreglos.
Revisar el vestuario.
Retocar el peinado.
Ajustar tal vez algunos accesorios.
Y esperar.




Todo está listo.Los tramoyistas se retiran de escena dejando el decorado puesto y ajustado.
Los traspuntes dan las últimas indicaciones.
Los compañeros experimentados aconsejan.








El bullicio va cediendo poco a poco a una calma que aumenta aun más la tensión reinante.

La escena vibra y pulsa como un organismo vivo.



Ahora todos.
Primeros actores y primeras actrices.
Secundarios.
Coristas.
Figurantes.
Todos van dejando de lado, poco a poco sus temores.
El tan temido "trac" va cediendo ante lo inevitable.






Por último, las palabras que preceden al gran momento:
¡"Tercera llamada"!


Y los corazones que hasta hace unos segundos palpitaban acelerados, recobran su ritmo normal ante la última, definitiva y ansiada orden:

¡Abran el telón!

PAUKARTAMPU Y KIMBA FÁ

Conversaba con unos amigos acerca del montaje de Paukartampu que se viene presentando en Lima, y –cuando no- surgieron los eternos disconformes.
Se argumentaba que era una copia del Cirque Du Soleil adaptado a una costumbre cuzqueña en homenaje a la Virgen del Carmen, en pocas palabras un Cirque cholo y para redondearlo todo representaban en carpa.
En lo personal, a mi el espectáculo me parece sumamente impresionante y creativo, el trabajo realizado por César Aedo (actor y mimo) es por demás encomiable.
La historia es simple: recrea un viaje imaginario en el que un turista, una pareja de panaderos y un borrachín protagonizan escenas de emoción y descubrimiento de las raíces andinas donde se mezclan elementos españoles e incas graficando el rico y mestizo Perú de hoy, con la participación de más de 30 actores en escena, bailarines y acróbatas que lucen alrededor de 100 trajes y máscaras multicolores.
El primer personaje es una panadera que viaja de Oropeza a Paucartambo a inaugurar el horno y vender el tradicional pan cuzqueño. Ahí se encuentran con todo este fervor religioso del que rápidamente se contagian.
Su pareja es también panadero quien desde un inicio se abandona por completo a los encantos de la fiesta y se olvida de la esposa y sus labores.
Los otros personajes son un turista que le toma fotos a todo lo que encuentra a su paso, así como un peculiar borrachín que causará mil y un enredos.
Lo interesante son los números de acrobacia, malabares y circo entremezclados con la parte actoral, de danza y pantomima, contando además con la participación directa del público quien es invitado a subir a escena en varias oportunidades.
¿Negar que hay inspiración en el Cirque du Soleil? Imposible, no olvidemos que el grueso de su carrera la ha hecho en escenarios extranjeros, incluso su formación como mimo la hizo con Marcel Marceau y con muy buenos profesores en otras ramas de la actuación (algo que envidian muchos de nuestros actores), y que su esfuerzo le ha costado.
Todo este despliegue escénico apoyado con música tradicional peruana hace que este sea un espectáculo inolvidable.




Claro que a todos no les gusta, como a uno de estos amigos a quien tampoco le parece un buen trabajo como el del Teatro del Milenio y la obra Kimba Fá que la califica de copia del grupo ingles Stomp. Aquí hay otro aspecto interesante. Todo el espectáculo del Teatro del Milenio está inspirado en ritmos y tradiciones afro-peruanas, lo que lo diferencia del grupo Stomp que es más general en cuanto a ritmos. La temática de Kimba Fá también es muy particular, porque toca lo cotidiano para nosotros los peruanos: la combi, el bar, el fútbol, y personajes como el emolientero, el afilador de cuchillos, la anticuchera, etc. Bajo la batuta de su director Luís Sandoval, bailarines, actores y músicos componen un todo maravilloso de pura raíz peruana.



Y digo yo: ¿hasta cuando vamos a seguir siendo mezquinos con el trabajo de nuestros compatriotas?